martes, 29 de julio de 2014

El bandódromo y los nuevos turistas

El bandódromo y los nuevos turistas

Jesús Rojas Rivera/ Politólogo.
jesusrojasriver@gmail.com /Twitter: rojasriverjesus /Facebook: Jesús Rojas

Viernes 18 de abril de 2014

A petición de las autoridades de Río de Janeiro, el arquitecto Oscar Niemeyer inició en 1982 los primeros trazos para la construcción de una obra única en su tipo, el sambódromo de la ciudad. Por órdenes del gobernador Leonel de Moura Briziola, político de carrera, influyente y formado en las filas de la izquierda, quien había ideado un espacio público para la práctica de eventos masivos, principalmente para la realización de uno de los espectáculos más conocidos del mundo, el universal carnaval de Río.

Las autoridades cariocas, pensaron en la construcción del Marqués de Sapucai, ante los diversos conflictos que causaba a los vecinos el paso del carnaval por las principales calles de los barrios. En aquellos años, se buscó una solución para mediar los excesos de las festividades, sin descuidar el atractivo turístico de la música y los bailes propios de su tipo, así nació el recinto para la celebración del carnaval en el año de 1984.

 La idea original fue plasmada fielmente en la construcción del recinto. La petición del gobernador era crear un espacio nuevo donde se mantuviera vivo el tradicional espíritu popular del carnaval y que, al mismo tiempo, diese espacio libre para el disfrute de la escandalosa música, el consumo de bebidas embriagantes y el baile de los sensuales ritmos, típicos de esas festividades.

Se buscaba no perder la esencia de la fiesta y respetar los derechos de los habitantes de Río de Janeiro. El planteamiento, diseño, ejecución y seguimiento del sambódromo, fue un caso exitoso de política pública, muy mencionado en la opinión internacional hace más de 30 años.

Guardando sus proporciones, Mazatlán se enfrenta a un problema similar respecto al “perfil” que debe guardar como destino turístico. Las cifras de visitas al puerto reportan un significativo repunte, el destino turístico comienza a cambiar sus números en cuanto a la preferencia de los turistas.

Según la Secretaría de Turismo, en los primeros meses del año Mazatlán recibió 187,000 visitas de las cuales 117,000 son de turismo nacional y 70,000 de turistas internacionales. El turismo nacional tiene sus gustos y aficiones, disfrutan del destino de maneras muy diferentes a los extranjeros. Poco a poco, aquél que fuera un puerto para el descanso de extranjeros retirados y viajeros de la tercera edad, se convierte en un atractivo destino para turistas mexicanos que buscan diversión en la música y bailes al estilo sinaloense.

Este cambio en el perfil del turista, tiene que ver con la apertura de la Supervía Mazatlán-Durango, que acerca a los estados del norte con las costas del pacifico, los datos estadísticos de Datatur revelan que el turismo nacional del norte del país dejará una importante derrama económica en el puerto. Mazatlán está viviendo un repunte histórico en sus ingresos que se refleja en la economía del estado.

Este reacomodo de las cifras, obliga a los gobernantes al diseño de política públicas que incentiven la llegada de más turistas, pero que, al mismo tiempo no desinhiban al turismo tradicional insertos en un nicho de mercado ya ganando, por ejemplo, el de aquellos fieles visitantes americanos y canadienses que año con año se dan cita en el puerto para el disfrute de sus tiempos libres.

La creación del bandódromo, me recuerda el espíritu en el diseño del sambódromo en Brasil. Se busca dar al turista nacional ese espacio de entretenimiento y folklor que da nuestra música tradicional. Esos ritmos alegres que invitan a la festividad y el festejo interminable, que se acompañan de bebidas embriagantes y gritos de algarabía popular.

El bandódromo guía a quienes gustan de esos ritmos musicales lejos de la zona hotelera, tal como en Río de Janeiro, la política pública busca mediar los diversos intereses de los turistas sobre el puerto, en el equilibrio de la fiesta y el descanso.


Ya se verá en el transcurso de los próximos meses, si la decisión de la autoridad municipal tiene arraigo en el complicado gusto del turista nacional y al mismo tiempo, las consecuencias que ello tendrá en la percepción del turista extranjero, de aquellos fieles visitantes que han acompañado a Mazatlán en las buenas y malas. Luego le seguimos. 

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