viernes, 1 de agosto de 2014

La juventud no está dormida

Jesús Rojas Rivera

Viernes 25 de Julio de 2014

Mucho se ha escrito sobre la participación de los jóvenes en política. Las administraciones públicas de todos los niveles tienen oficinas de atención a la juventud. Los temas de juventud y mujeres son afiches de la agenda pública muy socorridos por los políticos en los discursos de campaña.

Los jóvenes de entre 15 y 29 años representan el 26 por ciento de la población en Sinaloa, poco más de 726 mil habitantes se encuentran en ese rango poblacional que la ONU describe como el proceso que se vive entre la infancia y la edad adulta, en donde se forman y arraigan los vínculos sociales que acompañarán al individuo durante toda su vida.

Para los expertos, cultura política y juventud son eslabones en la construcción de la democracia. Los jóvenes representan la esperanza para la transformación, son piedra angular en la construcción de la ciudadanía. Desafortunadamente, por descarado capricho, la clase política dificulta que estos puedan incidir en la agenda pública.

Los institutos de la juventud, son en su gran mayoría, elefantes blancos que albergan a los jóvenes consentidos de los gobernantes en turno. Diseñan sus planes y programas desde una visión parcial e incompleta de la problemática persistentes en los jóvenes. Plantean una homogeneidad inexistente en la conformación de un grupo social diverso en su género, nivel socioeconómico, cultura, vulnerabilidad e intereses.

Esta diversidad los aleja de la participación ciudadana. Los jóvenes se mueven y se agrupan lejos de las instituciones, porque los políticos dejan ver su miedo a la juventud políticamente organizada. Los partidos políticos, instituciones de interés público, tienen los espacios y los membretes para los jóvenes, las cuotas para los cuates o los hijos de los políticos renombrados. Los jóvenes militantes y simpatizantes en los partidos políticos son una minoría respecto de los cientos de miles que aborrecen y rechazan la política, o lo que entienden de ella.

Poco después del paso del huracán Manuel, conocí a un grupo de jóvenes que se ganaron mi respeto y simpatía por su manera de organizarse más allá de las instituciones y los partidos políticos. En cuestión de horas luego de terminado el meteoro, iniciaron trabajos de rescate y limpieza de espacios públicos, se organizaron en brigadas y montaron centros de acopio. Las redes sociales fueron su efectiva herramienta de comunicación.

Desde entonces, estoy en contacto con algunos de ellos. Pasada la contingencia muchos regresaron a sus actividades escolares o laborales, otros se agruparon en partidos políticos y los menos se quedaron trabajando en la atención de temas sociales desde organizaciones de la sociedad civil.

Esos mismos jóvenes me presentaron una idea con un proyecto de acción concreta. Lo titularon “Centro de Investigación para la Atención a la Juventud”. Estudié sus esquemas, plataformas y propuestas, y confieso que me dibujaron una gran sonrisa y me devolvieron la confianza en la juventud sinaloense, que en últimas fechas nos ha mostrado su rostro solidario y participativo.

La propuesta, puntual y práctica, plantea como eje rector la investigación para la creación de políticas públicas hechas por jóvenes que incidan en la agenda de los gobiernos en cuestiones inherentes a la juventud. Esto con el apoyo de investigadores, docentes y ciudadanos que tengan interés en las causas de los jóvenes, sin fines partidistas. Se declaran plurales y abiertos a recibir propuestas e ideas de cualquier afinidad ideológica siempre que comulguen con los valores democráticos.

Si los gobiernos y los partidos políticos se han olvidado de ellos, la juventud no paga con la misma moneda. Si el gobierno no los atiende y no cumple con sus expectativas, ellos se abren camino desde la participación ciudadana en la construcción de la agenda pública, y eso, en la democracia, se llama construcción de la ciudadanía efectiva.


Los jóvenes no se han olvidado de su responsabilidad social e histórica. Felicito y abrazo la propuesta de estos sinaloenses que dejan es su esfuerzo constancia de trabajo para quitarse el mote de “generación perdida”. Les exijo como ciudadano perseverancia en su lucha para elevar la calidad democrática de nuestro estado y me pongo a sus órdenes para avanzar en los esfuerzos comunes. Qué orgullosos debemos estar todos porque, en Sinaloa, la juventud no está dormida. Luego le seguimos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario