Jesús Rojas Rivera/Politólogo.
Viernes 13 de Junio de 2014
Año tras año, más de
cuatrocientos mil jornaleros agrícolas llegan de diversos estados a trabajar en
los campos de cultivo sinaloenses. La pobreza y falta de oportunidades en su
tierra, los obliga a peregrinar por un empleo, fuente única de ingreso para la
manutención de sus familias. Gran parte de los jornaleros agrícolas que se
instalan en nuestro estado viajan con sus familias, quienes también trabajan en
labores del campo. Un tema alarmante en estos ciclos migratorios está en la
contratación de mano de obra infantil.
Según la UNICEF el 44% de las
hogares de jornaleros agrícolas tienen al menos un niño o niña trabajador. Cuyo
ingreso representa un 41% extra en el ingreso familiar, es decir, si el
jornalero agrícola y su esposa ganan $120 pesos por día laborado, el trabajo de
un hijo le representa $49 pesos extra al día.
El trabajo infantil es un tema
difícil de erradicar, responde a condiciones culturales, los padres de los
niños jornaleros agrícolas crecieron trabajando en el campo, pasaron su
infancia en los surcos del sembradío. Para ellos el trabajo infantil es una
obligación del hijo con la familia, es parte de sus costumbres y representa
ingresos para tratar de mitigar las necesidades en su pobreza extrema.
Por otro lado, está la demanda
laboral. Algunos dueños de campos agrícolas enterados de las condiciones de sus
trabajadores migrantes, contratan mano de obra infantil, la pagan casi por
mitad, argumentando que el trabajo de un infante no es equiparable con el de un
adulto, explotan el trabajo de los niños violentando lo dispuesto en la Ley
Federal del Trabajo y los tratados internacionales que salvaguardan los
derechos de la infancia.
Sinaloa celebró ayer el día
mundial contra el trabajo infantil con una cifra alarmante, la organización
internacional para la protección de los derechos de la infancia Save the Childrens, calcula que en
nuestro estado son alrededor de 100,000 niños los que trabajan en diversa
sectores productivos, en su amplia mayoría en actividades relacionadas con la
agricultura.
Muchas son las voces que se
expresan contra el trabajo infantil, pocas son los compromisos para atender
este lastimoso fenómeno social. Los niños en Sinaloa no deben estar en los
campos agrícolas, deben estar, según su edad, en las escuelas o en guarderías
seguras. Nadie menor de 14 años debe estar trabajando, y quien permita o
contrate mano de obra infantil debe ser sancionado con todo el rigor de la ley.
La Comisión Nacional de los
Derechos Humanos aclara que en las condiciones de trabajo para los jóvenes de
14 a 16 años, se deben garantizar jornadas de seis horas, vigilando
estrictamente que los trabajadores tengan total acceso a la salud y la educación.
Además, por ninguna circunstancia se podrá emplear niños o jóvenes en trabajos
que pongan en riesgo su integridad física o psicológica.
Las políticas públicas para la
atención de los niños trabajadores, en particular los agrícolas, han probado
ser insuficientes e ineficientes, toda vez que, tal como lo señalan las
organizaciones internacionales, la cantidad de niños en el campo se incrementa
de manera alarmante.
La Organización Mundial del
Trabajo, propone medidas encaminadas para erradicar el trabajo infantil, pide a
los gobiernos entender el fenómeno social y atenderlo en su dimensión común. Si
los niños trabajan es por dinero, no por gusto. Por ello proponen la creación
de programas de transferencia en efectivo o en especie, que mejoren las condiciones
de ingreso de las familias que tienen a los hijos laborando, que faciliten y
obliguen el acceso a la educación y la atención en la salud de los mismos.
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