viernes, 1 de agosto de 2014

Sínicaturas

Jesús Rojas Rivera/ Politólogo.

Viernes 14 de marzo de 2014

Las sindicaturas, esos acotados espacios de representación política, pequeños feudos de poder y de inauditables fuentes de financiamiento, son muestra a escala miniatura de los peores vicios electorales y las prácticas más alejadas al ideal democrático que debiera prevalecer en nuestro estado.

En México, el ayuntamiento existió  antes que el Estado. Es decir, la administración municipal nació antes que la organización institucional de un gobierno federado. El de la Villa Rica de la Veracruz fue el primero instalado en 1519, con ello, se dio paso en la organización administrativa y jurídica de lo que sería posteriormente el gobierno municipal.

Tres eran las funciones principales de los ayuntamientos mismas que prevalecen en esencia. A) Recaudatoria, B) Distributiva y C) De orden social. Los ayuntamientos han sido pilar en la construcción histórica de nuestro país, por ejemplo, fueron base en la conformación del Congreso Constituyente de 1822.
Según el artículo 110 de la Constitución sinaloense, los municipios del estado se dividen en sindicaturas y comisarías. Mientras que el artículo 68 y 69 de la Ley de Gobierno Municipal, marca las bases para su elección.

La organización de las elecciones en las sindicaturas y comisarías está a cargo de los propios ayuntamientos, proceso que inicia con publicación de una convocatoria para la elección mediante plebiscito o asamblea general, según el número de habitantes en la comunidad. No es difícil ver los dados cargados cuando el munícipe tiene interés en ayudar o perjudicar a un candidato. De hecho, es usanza política en Sinaloa que los alcaldes den el visto bueno en las planillas que compiten a dichos cargos públicos.

La elección de síndicos en Sinaloa es una representación de las elecciones de Estado que prevalecieron en México durante los años posteriores a la Revolución y hasta la conformación del Instituto Federal Electoral. Todos los vicios de aquellos tiempos se viven en los simulados procesos democráticos que viven las pequeñas y dispersas comunidades de nuestro estado.

El artículo 70 de la misma Ley de Gobierno Municipal dicta claramente las funciones y atribuciones de los síndicos y comisarios, pero en la práctica y ante la falta de reglamentos que regulen su representación, montados en facultades consuetudinarias, no formales, los síndicos están en nómina municipal, administran y distribuyenlos recursos que se asignan a la comunidad, tienen carácter de aval de fe pública para asuntos administrativos, enlistan beneficiarios para programas sociales y gestionan las peticiones de sus representados ante el ayuntamiento. Atribuciones que los empoderan ante sus vecinos y dejan un número no determinado de recursos públicos en sus bolsillos.

De entonces las reñidas competencias. Las sindicaturas son espacios de poder sin limitaciones formales. Y eso encierra grandes vicios en cuanto a las prácticas que prevalecen tanto en su elección como en su función-actuación.

Solo por mencionar algunas de las quejas más comunes en los procesos de elección de síndicos municipales en todos los ayuntamientos del estado: A) Cancelación de candidaturas por parte del ayuntamiento, B) uso de recursos públicos a favor del candidato oficial, C) cambio de fecha de la jornada electoral sin previo aviso, D) inequidad en el gasto de las campañas, E) uso de la fuerza pública el día de la jornada electoral, F) intromisión de funcionarios de la administración pública durante el proceso de consulta, G) falta de padrón fehaciente, H) compra de votos y acarreo por parte de grupos, partidos políticos u organizaciones sociales, entre otros. Y así podríamos enunciar el alfabeto entero.


La historia es clara, y la solución sencilla. Si queremos tener procesos más o menos limpios para la elección de síndicos y comisarios, los ayuntamientos deberán sacar las manos de esos procesos electivos y encargar a un órgano externo la organización, realización y calificación dichas elecciones en las comunidades. El primer paso es quitarles los controles a los munícipes y darle la encomienda a los ciudadanos. Así de sencillo; si la democracia les estorba, que los nombren a dedazo y se dejen de faramallas. Luego le seguimos…  

No hay comentarios:

Publicar un comentario