viernes, 19 de septiembre de 2014

Matrimonios gay, los motivos de Lara Díaz

J E S ú S   R O J A S   R I V E R A 
Viernes 19 de Septiembre de 2014


La Diputada Sandra Lara Díaz es una mujer valiente, metida en la política desde muy joven. Conoce puntualmente las reglas del oficio, es una oradora nata, tiene una visión de campo envidiable, sabe con exactitud los temas que mueven los hilos de la opinión pública, juega con soltura y de ser necesario va a lo arriesgado, a los espacios poco comunes en la política local. 

En la opinión pública los espacios poco escudriñados son atractivos para llamar la atención de los medios de comunicación. La filósofa Hannah Arendt los define como espacios de conflicto entre lo público y lo privado, temas de interés público pero fuera de la agenda común. Estos temas no son estáticos, entran y salen de la agenda como satélites jalados por fuerzas mayores, orbitan alrededor de temas más grandes y trascendentes. Son elementos perfectos para la distracción, sus discusiones polarizan la opinión del elector. Bien pueden encontrar total simpatía, como absoluto rechazo. El político que se arriesga a ello, es un político que tiene bien claro a dónde quiere llegar con su mensaje. 

La plurinominal priista en últimas fechas abandera la causa homosexual, promueve el matrimonio entre personas del mismo sexo en Sinaloa. Justifica su ponencia en el elemental derecho a la igualdad. Es evidente que la Diputada Lara Díaz no está dirigiendo el mensaje a la base tradicional de su partido, el priista sinaloense no abandera causas de esa naturaleza, no tiene como prioridades la reivindicación de los derechos homosexuales, son otras las cosas que mueven a las fuerzas vivas del Revolucionario Institucional. 

¿Qué busca Sandra Lara Díaz? Innovar, salir de la zona de confort en la que navegan sus pares, buscar escenarios que le permitan tener más y mejores cartas en la mesa, diversificar su audiencia, pluralizar y captar electores distintos a los que se mueven en la "base". Pero, la Diputada en su búsqueda choca con un PRI avejentado en liderazgos seniles próximos al retiro. 

Sandra conoce las teorías del sociólogo alemán Habermas. Lo demuestra cuando habla de la vinculación entre el poder, la política y la opinión pública. Está jugando con ellas y les está dando una lección de política de nueva generación a varios actores de su partido, sobre todo a sus generacionales. Los observadores tradicionalistas del escenario público local dirán que son "puntadas", los conocedores y expertos entenderán el fondo de sus formas. 

La historia de la mujer y la política se contará distinto a partir de 2015, las reformas electorales obligan a la simetría en el número de candidaturas por género. Tendremos más mujeres participando en política, poco a poco los espacios se ocuparan; primero por las que estén y luego por las mejores, así es el proceso natural en la evolución de la cosa pública. 

Podría debatir con Lara Díaz sobre la pertinencia de la propuesta de las bodas homosexuales en el marco jurídico-legislativo en un estado con un atraso de más de 25 años en las leyes fundamentales como las propias que rigen el gobierno interior del Congreso. Podría argumentar sobre la impertinencia de las bodas homosexuales en la demostración estadística de que aun con el derecho en firme: los homosexuales no terminan por casarse y viven en unión libre, como se documenta en diversos estudios, o la ya aburrida discusión etimológica de la palabra "matrimonio". 

Pero el tema es lo de menos, no se puede estudiar al actor político desde una iniciativa aislada. Sus pautas claras, sus mensajes bien direccionados y sus temas escrupulosamente seleccionados, son lo que dibuja a la legisladora local como una mujer valiosa para la política, que corre riesgos al interior de su partido y abre frentes con actores políticos influyentes más allá de las estructuras que ella conoce y con las que está tan acostumbra a lidiar. 

No está en gracia de todos en el PRI, tiene abiertos frentes con el Gobernador en el tema de los hospitales, con la derecha tradicionalista y la jerarquía católica que no ve con buenos ojos sus posturas "liberales". Esos actores, si se sienten aludidos o amenazados, pueden contestar con fuerza atacando con precisión al punto blando de la legisladora, su pasado. Y entonces se tendría que plantear de nuevo el escenario. Luego le seguimos...

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