viernes, 29 de enero de 2016

Política, predicciones y gurúes

O P I N I Ó N 
                                                            J E S ú S   R O J A S   R I V E R A 

¿Se pueden predecir los resultados de las próximas elecciones? ¿Existen formas confiables en el método científico para proyectar futuros electorales? Estas eran las preguntas centrales en una interesante discusión en un restaurante tradicional en la ciudad de Guadalajara. Dos politólogos, un economista y un sociólogo debatíamos sobre política, elecciones y futuros.

Comenzamos hablando de las nuevas categorizaciones del voto: corporativo, voto espontáneo, voto por rechazo, voto nulo, voto de castigo, voto por convicción, voto por simpatía, incluso hablamos del voto irreverente. En general hablamos de los adjetivos y características que, según lo ahí comentado, los estudiosos del sufragio endilgan a la íntima decisión del ciudadano respecto a la elección de sus representantes y gobernantes. ¿Son predecibles?

El economista, con posgrado en escuela americana, nos trataba de convencer de que la única forma de hacer una valoración objetiva del futuro de un partido político o candidato parte del análisis del fenómeno a estudiar con el modelo de "ajuste lineal", diseñado con escrupuloso cuidado en la definición de las variables. Del mismo modo, nos aseguraba que sería posible determinar resultados electorales con modelos de proyección lineal. "Así lo hacen en Estados Unidos, allá tienen modelos matemáticos predictivos del comportamiento electoral, fundamentados en datos, muchos datos sobre el voto histórico del elector".

Otro en la mesa replicó: "Eso no puede ser así, porque la elección de un sujeto está condicionada a variables infinitas, que van más allá de la racionalidad, que se sujetan a relaciones con el entorno social y la colectividad. Que pueden incluso votar o elegir en contra de beneficios, sus creencias y sus valores, que pueden llevar una intención camino a la urna y justo en el momento del sufragio cambiarla, porque el tema de la elección del hombre sobre su gobierno tiene que ver con sentimientos, aspiraciones individuales y sociales, además de valoraciones que no se cuantifican en números fríos", dijo el sociólogo con estudios de comportamiento electoral en Chile.

"Sí alguien tuviera un modelo predictivo de infalibles resultados, ya lo habría patentado y vendido en varios millones de dólares, lo hubiera clonado el PRI y varias versiones piratas circularían en Internet tratando de hacer candidatos invencibles en las urnas. Nadie puede definir o predecir resultados de total certeza, se pueden tener criterios aproximados y trazos complejos de una realidad futura. Pero el futuro no es predecible por inexistente, porque nadie lo habita y nadie es dueño de él. El futuro es un asunto de la filosofía, más que de cualquier otra ciencia", concluía un compañero politólogo.

Todos en la mesa argumentaron con razonamientos válidos y criterios certeros de verdad, mis amigos en alguna medida trataron de dar explicación desde sus formaciones y vivencias a cuestiones que no son para nada sencillas. La predicción del futuro ha sido motor del pensamiento humano desde los inicios de la historia.

Me viene esto a reflexión porque cada proceso electoral aparecen las opiniones de diversos gurúes o adivinos de la política. En el ejercicio de la libertad de expresión, los "analistas" proyectan futuros deseados y deseables, generalmente para sus aspiraciones personales o de grupo. Es muy común en estas temporadas entender que los análisis son más bien un ejercicio de proyección de intenciones, articuladas en una visible estrategia de comunicación de alguno de los candidatos participantes del proceso.

Los "adivinos" de la política son, además, sumamente intolerantes ante las opiniones contrarias a sus postulados, y cuando alguien difiere en sus ideas se ofenden al punto de tomarlo personal. Esto sostiene lo que he dicho: muchos de los "descifradores" del futuro electoral tienen un profundo interés en que se cumplan sus profecías, no necesariamente racionales.

El que hace análisis con modelos y toma la responsabilidad de exponer sus conclusiones más allá de intereses personales, se sujeta a tres premisas elementales: A) Es consciente de que todo argumento es falible; B) Por ende todo criterio de verdad es cuestionable y debatible; y C) Todos tenemos derecho a expresar nuestras ideas, y de la misma forma pasar por el filtro de la razón toda afirmación o argumento.

La credibilidad se gana en un ejercicio de congruencia plena, objetividad relativa y humildad  obligada.  Luego le seguimos...

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