viernes, 28 de octubre de 2016

Daño moral y libertad de expresión

OPINIÓN

                                                                                                   Jesús Rojas Rivera


Teresa Guerra Ochoa se presentó ayer a declarar al Juzgado Segundo de Distrito en seguimiento a una demanda presentada el pasado mes de marzo. El demandante Héctor Melesio Cuén Ojeda asegura que la abogada y columnista lo “dañó moralmente”, por ello presentó una querella en contra de la también analista radiofónica. Teresa Guerra es además una luchadora social integrante de diversos colectivos, principalmente en pro de la defensa de los derechos humanos y los derechos de las mujeres.
 
El dirigente del Partido Sinaloense exige una indemnización por el perjuicio derivado de las críticas de la abogada, refiere también un “daño político” a su imagen pública previo al proceso electoral donde fue derrotado de manera contundente. Sí de algo podemos estar seguros es que al líder universitario no lo derrotó la crítica de Guerra Ochoa sino una campaña simplista y parca en contenidos que no terminó de convencer a los electores que lo dejaron a buen margen del primer lugar. 
 
Héctor Melesio no tiene buena presa, toda su carrera ha sido acompañada de duras críticas en su contra, lejos de aprender de ellas pareciera que sus asesores lo llevan a nuevos frentes de batalla, sin cerrar las escaramuzas que siguen en disputa. Desde hace más de seis años, por lo menos una vez a la semana los columnistas gráficos o moneros sinaloenses hacen lo propio con la tinta, no he visto un personaje más caricaturizado que la figura del ex rector. Me queda claro que la imagen pública del maestro Cuén no se ensució en los polvos de una columnista, sino en el lodo de una carrera vertiginosa de mucha confrontación y pocos acuerdos, de imposición sin diálogo con sus opositores. 
 
Teresa Guerra fue demandada por ejercer su libertad de expresión, Sinaloa es un lugar peligroso para el ejercicio de la libertad crítica. Corre peligro el que publica, la que analiza, los que narran, el que escribe, los que dibujan y cantan. El ejercicio pleno de los derechos de libertad de expresión no está garantizado porque la clase política no está habituada a convivir con ella. Las oficinas de comunicación social tienen por costumbre el periodismo de boletín, son incapaces de sobrellevar una crisis mediátiica, todo lo pretenden resolver con una llamada intimidatoria o la cancelación de los contratos publicitarios. 
 
Se niegan a entender que el ejercicio de la prensa libre es un derecho social y un pilar de la democracia. Tal es la falta de cultura democrática en la clase política sinaloense que buena parte de los titulares de comunicación social o jefes de prensa de las oficinas públicas no son diestros en comunicación política o gubernamental, sino en llevar las relaciones públicas o contratar “convenios” de prensa para la “buena nota”.
 
La libertad de expresión en Sinaloa es un asunto que al Gobierno poco le importa, varios medios de comunicación han sido víctimas de violencia en sus instalaciones donde han incluso ejecutado al aire, en transmisión en vivo. Varios periodistas y jefes de información han sido amenazados en el ejercicio de su oficio, no debemos olvidar que el director de este rotativo recibió un balazo en un “asalto”, caso que aún nos deja con más preguntas que respuestas. 
 
En Escuinapa, un periodista de nombre Ramón Eduardo Guevara fue violentado en sus derechos cuando enfrentaba un problema de cáncer que terminó con su vida, no sin antes ser víctima de la violencia y la censura de un Alcalde que se empeñó en silenciarlo incurriendo en la violación de los derechos humanos del columnista. Este caso nos debe llamar la atención porque a diferencia de otros, las comisiones de Derechos Humanos estatal y nacional supieron de ello y resolvieron en favor del extinto comunicador. Hoy se debate entre los regidores de la comuna del sureño municipio a cuánto se equipara la reparación del daño de Ramón, algunos hablan de pagarles a los deudos cuatro meses de salario mínimo. 
 
Curioso es que en Sinaloa mientras la clase política demanda a los periodistas por millones, cuando se trata de reparar los daños causados por los políticos en perjuicio de los periodistas o sus familias lo que ofrecen son centavos, tal vez por eso es que el pueblo los repudia, por abusivos. Luego le seguimos... 

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