viernes, 11 de noviembre de 2016

La base electoral de Trump

O P I N I Ó N

                                                                                                                          Jesús Rojas Rivera

Contra todos los pronósticos, Donald Trump ganó las elecciones del martes pasado. Al elector estadounidense no le importó su discurso xenófobo, misógino y vulgar. No le importó su inexperiencia política, sus desplantes arrogantes y el menosprecio a los valores de la tradición americana que buscan en sus representantes hombres medianamente cultos. Algunos analistas que saben mucho de política americana afirman que justo por ello ganó, porque fue capaz de mover a un público elector desencantado de la política, ajeno a la historia y con ganas de desafiar el “establishment”.
 
El periódico New York Times publicó los primeros estudios de comportamiento electoral sobre el proceso del 8 de noviembre, estos resultados guardan similitudes importantes a lo expuesto por la Edison Research, una casa de estudios estratégicos que trata de determinar el perfil del votante para cada uno de los candidatos en contienda.
 
Para empezar, los expertos afirman que Trump, el candidato republicano, recibió el voto del 53 por ciento de las mujeres, mientras que Clinton, la abanderada demócrata, sólo obtuvo el 41 por ciento. La suposición de que Hillary era la candidata preferida de las mujeres y que Donald pagaría caro su machismo fue errónea.
 
El perfil de votante mayoritario del candidato republicano se describe así: hombres y mujeres de raza blanca, de 45 o más años, estudios no mayores a preparatoria, con ingresos anuales entre los 50 mil o 99 mil dólares, habitantes de ciudades pequeñas o rurales, conservadores y muy religiosos, mayoritariamente protestantes y católicos.
 
No nos corresponde juzgar a los electores estadounidenses, los mexicanos no tenemos calidad moral para recriminar las “valoraciones” electorales de nuestros vecinos. 
 
Nosotros elegimos hace poco más de cuatro años a un Presidente que demostraba desde su campaña no ser un hombre de muchas luces ni de brillantez intelectual. Venía ciertamente de gobernar una entidad importante como el Estado de México, pero todos sabíamos que sus capacidades no eran las mejores para llevar las riendas del País.
>  
Resulta curioso pero revisando el perfil de los electores de Peña Nieto y el PRI, se asemeja al perfil de los votantes de Trump, de clases medias y medias bajas, de zonas rurales, ciudades pequeñas y de bajo nivel escolar, los ciudadanos con mayores niveles de pobreza fueron la base electoral que llevó a la presidencia al PRI. Trump y Peña Nieto sostuvieron sus triunfos en bases electorales con bastantes similitudes.
 
Trump será Presidente y por hoy nadie lo puede remediar, pero no debemos alarmarnos, nuestras pesadillas no comenzarán de inmediato, las deportaciones no serán masivas, ni los inmigrantes serán cazados como muchos se imaginan, el muro se podrá o no construir pero dudo mucho que lo terminemos pagando nosotros, además de que el Tratado de Libre Comercio no perderá total vigencia. Las instituciones del modelo americano tienen funcionando por lo menos 200 años más que las nuestras, aunque suene extraño debemos confiar en ellas, si algo puede detener la locura de Donald es precisamente el sólido entramado institucional que ha probado efectividad aún en los momentos más difíciles. 
 
Si Trump pretende imponer una ley que rompa o vulnere una garantía constitucional, la Suprema Corte de Justicia no lo permitirá. Si Trump violenta algún tratado internacional, no tengan duda que el Senado se lo habrá de sancionar. Si Donald pretende hacer negocios al amparo del poder, sin duda los representantes lo habrán de llevar a juicio. Los contrapesos del poder en el modelo americano no son ni remotamente parecidos a los que estamos acostumbrados. Luego le seguimos...
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario