domingo, 8 de enero de 2017

El garrote de Quirino

O P I N I Ó N

                                Jesús Rojas Rivera

Una de las mayores expectativas que se tiene sobre los gobiernos debutantes es precisamente la directriz política que se tomará frente a la oposición y los críticos. ¿Qué tan dura tendrá la mano el Gobierno para atender las manifestaciones en su contra? ¿Qué tanto margen de flexibilidad o tolerancia dejará a los inconformes? ¿Qué tan sensible tendrá la piel el gobernante?

Quirino no aguantó mucho, ya marcó la pauta. Bastaron un par de manifestaciones pacíficas en contra del gasolinazo para arremeter contra los inconformes y mandarlos a barandilla, y dicho sea de paso, no lo tenían a él como centro de las consignas.

Todo gobernante tiene márgenes de acción metaconstitucionales ante las protestas públicas, marchas, plantones o levantamientos de “resistencia civil”, esto quiere decir que existen acciones del Gobierno que van más allá de lo mandatado en la Ley.

Entiendo que para los puritanos y ortodoxos de la política mi afirmación parecería un insulto al orden constitucional, pero los que entienden del verdadero ejercicio del poder sabrán perfectamente a lo que me refiero.
Derivado del gasolinazo se reportaron manifestaciones violentas de grupos radicales que evidentemente buscan algo más que la legítima protesta contra un aumento abusivo al precio de los combustibles. La Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (Antad) reportó 250 establecimientos saqueados y 170 “cierres preventivos” ante una ola de protestas violentas que ponían en riesgo la propiedad privada.

Estado de México, Michoacán, Hidalgo, Puebla y Ciudad de México son las entidades con el mayor número de reportes. Sinaloa no tuvo, ni por asomo, un caso de violencia contra patrimonio público y menos contra el capital privado. Un amigo columnista de otra entidad del país me preguntó por mensaje “¿por qué Quirino puso mano dura contra protestas pacíficas?”.

La respuesta nos la regaló el Gobernador ayer jueves, cuando justificó las acciones del Presidente de la República respaldando el mensaje que se ha virilizado en los últimos días: “duro pero necesario para mantener la estabilidad económica”. Quirino, a diferencia de otros mandatarios estatales priistas del país, respaldó una de las medidas más criticadas del sexenio, la decisión que afirman es el tiro de gracia para el partido tricolor en 2018.

Desde esta declaración podemos entender el proceder de Quirino en el legítimo pero insensible uso de la fuerza pública contra los manifestantes en Sinaloa. Quirino quiere dejar claro en dónde están sus lealtades, porque en el PRI nacional Manlio Fabio Beltrones y otros de diversas camarillas comenzaron desde hace tiempo una guerra intestina contra el Presidente, lo que ha obligado al empresario sinaloense a mandar un mensaje de abyecta solidaridad con el Ejecutivo.

Quirino está con Peña Nieto, de eso no tenemos dudas. La reflexión en consecuencia es ¿hasta dónde tiene calculado el Gobernador seguir la “línea” presidencial? La lealtad con el Ejecutivo es muy importante sobre todo para conseguir recursos extraordinarios en una entidad a un paso de la banca rota, pero la inminente caída de Peña Nieto puede arrastrarlo en una espiral sin retorno. Quirino y sus muchachos deben entender sólo una cosa: Peña ya se va, Quirino viene entrando...

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Durante 32 años tuve la fortuna de convivir y aprender de un hombre que se ganó toda mi admiración y respeto, mi abuelo Domingo Rivera Hernández, quien ha fallecido y hoy lo llevaremos al panteón. Escribir sobre política es difícil cuando se tiene abierta una herida en el alma. Mi abuelo fue un escuinapense que hizo vida en el mar con un barco pesquero de orgullosa bandera mexicana en el que navegó por todos los puertos del litoral nacional. Hoy zarpa al último viaje, va de frente a toda marcha a donde el azul del mar se une al infinito azul del cielo. Descanse en paz capitán Mingo Rivera, las calles de Escuinapa extrañarán el ruidoso andar de tu camioneta verde. Luego le seguimos...

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