viernes, 30 de junio de 2017

Misteriosa renunciación legislativa

O P I N I Ó N 

                                                                                                             Jesús Rojas Rivera

El PRI ya no quiere revisar las cuentas públicas, prefiere ceder las facultades constitucionales para revisar, discutir y en su caso aprobar o desaprobar las cuentas públicas del gobernador, los presidentes municipales y los órganos autónomos a la Auditoría Superior del Estado. En un acto nunca antes visto en México, renuncian a uno de los principios parlamentarios más importantes. ¿Cuál será la razón de fondo?

En meses pasados se habló mucho de que al Revolucionario Institucional y al Gobernador les salió muy caro asumir los costos políticos de la última votación de las cuentas públicas. La circunstancia los puso entre la espada y la pared: por un lado, de aprobar la cuenta pública de Malova, el Gobernador y su equipo estarían imposibilitados para culpar a los salientes de los desórdenes y desfalcos en los que ha fincado sus escusas para justificar la falta de resultados. Por el otro, al votar en contra, tal como lo hicieron, la cuenta pública abrió heridas al interior del PRI que siguen vigentes y tardarán mucho en sanar.

En el tablero de control del PRI se advierte una nueva escaramuza, saben que este nuevo intento de sumisión legislativa saldrá caro, que la oposición busca exhibir que los diputados de la LXII estarían entregando en complicidad con el Ejecutivo una de las facultades más importantes para el contrapeso del poder en Sinaloa, en el argumento endeble de la “despolitización de las cuentas públicas” y “la revisión en criterios objetivos y profesionales”.

Algunos han comprado el falaz argumento, suponiendo ilusamente que sacándolas de la discusión de la Soberanía, por arte de magia las cuentas públicas serán valoradas con profesionalismo y seriedad, olvidando los escándalos de la Auditoría que han dejado a la institución como una entidad carente de total autoridad moral para llevar las funciones primordiales contra la corrupción y el abuso. ¿Ya no se acuerdan?

En el Congreso ya se cantaron las posturas, el PRI, PAS y los satélites van en bloque, aseguran aprobarán la iniciativa propuesta por la comisión. Mientras que la oposición PAN, Morena y PRD anuncian que darán la batalla hasta las últimas consecuencias. La opinión pública se divide, los menos informados asumen que lo correcto es restarle facultades el Congreso, los conocedores de la Ley y respetuosos de las instituciones constitucionales dimensionan este movimiento como uno de los golpes más arteros a la soberanía del Congreso. 

Esta vez, al menos, se cuidó la forma. La iniciativa del Gobernador entró por las vías formales y se presentó al interior como parte de los trabajos de la Comisión de Fiscalización. Un punto mínimo pero favorable, que contrasta con las burdas estrategias a las que el equipo de Quirino nos estaba acostumbrando.

Del proyecto de modificación puedo decir que no le ayuda nada a Sinaloa, que sacar del Congreso la discusión de las cuentas públicas es llevarlas al terreno de la secrecía y la opacidad, y con ello se evita que los diputados de oposición denuncien en tribuna casos de corrupción y abusos que la ciudadanía merece conocer.


Si en otros tiempos los diputados hubieran sacado del Congreso la discusión de las cuentas, nunca nos hubiéramos enterado de los desvíos de recursos en la obra pública de El Fuerte, los despilfarros de Chenel en Angostura, los abusivos gastos en gasolinas de Arturo Flores en El Rosario, del “hackeo” de Bonifacio Bustamante en Escuinapa, los tramposos contratos para “recuperar” pagos prediales de Arturo Duarte en Los Mochis, los extraños arrendamientos automotrices en Mazatlán, o los absurdos gastos en promoción personal de Sergio Torres Félix. Quitar la voz a los diputados en un tema tan importante es alejar de la atención pública todos los casos venideros, porque podemos estar seguros que la corrupción, el despilfarro y el abuso no terminarán por decreto. Luego le seguimos…

viernes, 23 de junio de 2017

Morena y el PAS

O P I N I Ó N

                                                                                                                Jesús Rojas Rivera

Maurice Duverger asegura que los partidos políticos son la columna vertebral del sistema democrático moderno, de la llamada “democracia participativa”. Estas entidades de interés público constituyen -o debieran constituir- las opciones en las que los ciudadanos eligen a sus gobernantes.
 
Los partidos políticos son instituciones del Estado –aunque algunos lo nieguen-, forman parte del sistema político y tienen como objetivo principal el ejercicio del poder público con el fin de organizar a la sociedad y el Estado en el marco de sus fundamentos ideológicos o programáticos. 
 
Quiero hablar en esta breve entrega de dos instituciones políticas en las que encuentro algunas semejanzas, no necesariamente ideológicas. Me refiero al Movimiento de Regeneración Nacional que formó Andrés Manuel López Obrador como asociación política nacional en 2011, para obtener en 2014 su registro como partido político nacional. Morena es el proyecto presidencial de Andrés Manuel, un instrumento que busca, legalmente, alcanzar la jefatura del Estado mexicano. Es un partido que nació para cumplir el legítimo capricho de su creador. 
 
El PAS se crea en una construcción similar, es una verdadera “obra de arte” en la ingeniería de instituciones partidistas. Lo funda Héctor Melesio Cuén Ojeda, es fincado en la estructura de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Es un partido de la camarilla universitaria, -lo que siempre he dicho no tiene nada de malo-. Es legítimo que grupos sociales o gremios tengan su propio partido político, no así el uso de los recursos materiales o humanos de la Universidad pública en fines del partido. 
 
El PAS también se construyó como instrumento para el acceso al poder local del grupo universitario, específicamente de su líder y jefe de partido. El PAS y Morena tienen como dirigentes a sus creadores, el PAS y Morena son partidos de decisiones unilaterales, el PAS y Morena son partidos que no tienen margen de discusión interior, el PAS y Morena son instituciones políticas que avanzan con fuerza, el PAS y Morena cumpliendo su fin morirán.
 
Ya se habló de ello en la Ciencia Política, los partidos políticos cuyo único fin es el acceso de un personaje al poder público terminan por desaparecer o convertirse en “Partidos de Estado”. Si Andrés Manuel llega a la presidencia del país, Morena seguirá bajo su mando y el Presidente, tal como lo hizo el PRI por casi 90 años, tendrá la investidura de jefe de Estado y jefe de partido. 
 
Ante la posibilidad real del triunfo de Andrés Manuel en el 2018, la gran pregunta es ¿podrían soportar las instituciones del país el regreso de un partido de Estado? La pregunta surge porque nuestro México ya lo vivió, el sistema político mexicano se formó así, en el presidencialismo presidencializado, en las estructuras de un partido que era también gobierno y presidentes que eran militantes, que no respetaban las oposiciones dificultando desde las instituciones gubernamentales el acceso de ellas al poder. López Obrador no es ajeno a ese sistema, viene de ahí, conoce el modelo porque en ese ejemplo se formó. 
 
Corrieron rumores en Sinaloa de que el PAS y Morena tejerían alianzas de cara a 2018, que tenían intereses comunes, que si Andrés Manuel concedía los espacios suficientes para el grupo universitario, partiendo de una senaduría para Héctor Melesio, irían juntos. 
 
Pero Cuén es hábil, nunca ha jugado con un solo mazo de cartas. Por sí o por no, presentó una iniciativa para que su partido político local compita en las boletas de elecciones federales, esto sin duda abrirá un debate pero terminará en una derrota en los tribunales, tal como terminaron en derrota las intenciones de todos los candidatos que postuló como “independientes” en el proceso federal pasado.
 
El PAS y Morena tienen acumulados aciertos y tropiezos, es innegable que su fuerza política se enancha, estos dos partidos en pocas elecciones han conseguido lo que muchos nunca se hubieran imaginado. La gran pregunta es ¿qué sería de ellos sin sus dueños? Nada. Luego le seguimos...

viernes, 16 de junio de 2017

Un mes sin Javier Valdez

OPINIÓN

                                                                                         Jesús Rojas Rivera

Un mes y un día, es el tiempo que ha pasado desde que unas balas cobardes hicieron blanco contra uno de los más grandes periodistas que ha dado Sinaloa. Del resultado de las investigaciones nada, pistas de los asesinos tampoco. Expertos afirman que el caso de Javier Valdez camina penosamente por el mismo rumbo que el de sus colegas asesinados: la impunidad.

México es el tercer país más peligroso para ejercer el periodismo solo por debajo de Afganistán y Siria, del año 2000 a la fecha suman más un centenar de asesinatos. Por eso es que en el mundo se dice que uno de los riesgos mayores para la democracia mexicana está precisamente en la imposibilidad de garantizar la libertad de expresión.

En Culiacán han marchado miles, en Sinaloa muchos más, pero las protestas que coronan un mes sin respuestas no se limitaron a la geografía sinaloense. Javier, sus letras, sus amigos y su legado superan por mucho los confines de nuestro estado. 
El periodista Álvaro Delgado del semanario Proceso increpó al Presidente Enrique Peña Nieto en el cambio de presidencia del Consejo de la Comunicación, en donde el titular del Ejecutivo daba un mensaje en apoyo al libre ejercicio del periodismo. Sin alzar la voz, y con una manta con la leyenda “Basta de sangre #NiUnoMas” el periodista llamó la atención del Mandatario quien no tuvo otra opción que cambiar el sentido de su discurso.

También durante la entrega de premios “Género y Justicia” otorgados por la Suprema Corte de Justicia varios periodistas tomaron la palabra para protestar airadamente por el asesinato del periodista y escritor sinaloense. Pero las protestas y muestras de apoyo no pararon ahí, la Embajada de Estados Unidos en México rindió homenaje en su portal de Facebook publicando una fotografía de Javier con un moño negro sobre la insignia nacional americana.

Sumado a esto, en diversas ciudades del país, incluyendo la Ciudad de México, los periodistas tomaron las calles para exigir que en el caso de Javier y los otros periodistas asesinados no tenga cabida la impunidad. 

El Observatorio de la Libertad de Prensa en América Latina precisa que en Sinaloa han sido asesinados Óscar Javier Rivera Inzunza el 5 de septiembre de 2007, Humberto Millán el 24 de agosto de 2011, Antonio Gamboa Urías que apareció sin vida el 23 de octubre de 2014, Gregorio Rodríguez Hernández asesinado en Escuinapa en noviembre de 2004, José Luis Romero en enero de 2009 y Javier Valdez Cárdenas el mes pasado. También se han documentado amenazas en contra del columnista Luis Enrique Ramírez, la comentarista radiofónica Teresa Guerra Ochoa y el periodista Juan Manuel Partida. 

En el marco de esta barbarie, una propuesta interesante se presentó el día de ayer en el Congreso del Estado. El Diputado local Carlos Castaños, coordinador de la bancada del Partido Acción Nacional, propuso la creación de una Unidad Especializada en Atención a Periodistas y Comunicadores, a fin de que en Sinaloa se cuente con un mecanismo de protección inmediato que entre en acción incluso minutos después de que un periodista reciba cualquier tipo de amenaza.

El legislador local dijo que si bien es cierto que la Procuraduría General de la República tiene un programa de atención para periodistas, el protocolo de acción federal puede tardar en activarse, perdiéndose así tiempo valioso en el que la vida de los profesionales de la comunicación puede estar en riesgo. 


Es importante no perderle la vista a esta iniciativa que llega incluso antes que las acciones anunciadas por el gobernador, quien en días pasados presentó iniciativas pero en materia político electoral. Pareciera entonces que las prioridades del Ejecutivo están en el 2018 y no en la atención inmediata de los sentidos problemas sociales. Si algo ha dejado ver nuestro gobernador en estos meses es su falta de sensibilidad y lo extraviado de su agenda política. Luego le seguimos…

viernes, 9 de junio de 2017

Réquiem para el comunismo

O P I N I Ó N

                                                                                                                               Jesús Rojas Rivera


Hace unos meses compré en una increíble oferta el libro “Daños colaterales” de Zygmunt Bauman, ese sociólogo polaco dueño de una inteligencia prodigiosa que falleció en Inglaterra a principios de este año. Y es precisamente el título del segundo capítulo de la obra referida la que traigo a referencia para la presente columna.

Réquiem para el comunismo es también la respuesta a un amable lector que me preguntó sobre la “viabilidad” del proyecto de Andrés Manuel López Obrador. Él como otros ciudadanos suponen que en México “no nos puede ir peor”, que dadas las condiciones del País el viraje a cualquier opción es mejor que lo que hoy vivimos. Estoy convencido que eso no es así.

Por supuesto que podemos caer más bajo y estar peor. México vive una crisis de corrupción institucional, seguridad nacional y desigualdad social. La desigualdad es el punto central en la obra de Bauman, en la que no me detendré en esta ocasión.
Quiero más bien referir que para el autor el comunismo representó “la fase sólida” de la modernidad, que representó un modelo más o menos viable para ciertas sociedades en algún tiempo de la historia, en donde los sistemas y modos de producción eran domésticos, locales y limitados. Esos sistemas de producción entraron en contradicción con la “emancipación” de los mercados y la empresa. Al cambiar el paradigma económico, el comunismo “reprobó el examen del tiempo”, volviéndose obsoleto e incapaz de resolver las necesidades mínimas de las sociedades donde se instauró, dejando en cambio formas de adoctrinamiento social que castraban el espíritu de pensamiento libre de los hombres.

“En pocas palabras el comunismo -la versión leninista del socialismo- era una ideología y una práctica de atajos, cualquiera fuera el costo de tomarlos”, y que “en resumen el experimento comunista -quizá definitiva y conclusiva- sometió a prueba extrema la viabilidad de la ambición moderna para ejercer un control absoluto de la vida de los seres humanos”.

La historia nos demuestra que el utópico ideal del comunismo no terminó bien en la mayoría de las naciones que se sometieron al régimen, y que como todos sabemos, en su mayoría tuvieron dictadores como gobernantes. El sueño de la igualdad se desgranaba en las canonjías y los privilegios de las familias y círculos cercanos de los dictadores, la corrupción y la persecución a los opositores fueron la constante. 
Latinoamérica y África tienen ejemplos cruentos de dictaduras comunistas durante y a finales del Siglo 20. Ejemplo común: Llegaron con discursos reivindicando los derechos de los pobres y terminaron generando más pobreza, llegaron con discursos contra la corrupción y el abuso, y terminaron siendo igual o peor de corruptos y abusivos.

 Zygmunt dijo en su obra que: “La alternativa comunista se concibió como la opción ideal por ser la más corta y rápida” y ese justo es el discurso de la izquierda radical mexicana en la actualidad, reivindican los derechos de los pobres pero hacen de ellos su base electoral, proponen soluciones simplistas y rápidas a problemas complejos.

 Algunos de mis contados lectores me preguntaron sobre el camino a seguir entonces, si no es el proyecto de Andrés Manuel ¿cuál camino debemos seguir? Y tienen razón, ante las desgastadas opciones que tenemos en la esfera de los partidos políticos y el descrédito generalizado a la clase gobernante, se antoja difícil poder establecer una base de apoyo a tal o cual partido.

Pero no debemos olvidar que en las mismas circunstancias se encuentra también el partido político que se autodenomina “la esperanza de México”. No son diferentes, ni distintos al resto de los partidos. Por el contrario, ahí también hay corrupción en cantidades, también se refugian personajes impresentables y reciben recursos públicos sin transparentarlos. No alcanzo a concluir la exposición de las ideas en esta entrega, pero la siguiente semana seguiremos explorando mis argumentos sobre el réquiem al comunismo y los fingimientos de Morena. Luego le seguimos…

viernes, 2 de junio de 2017

Politeia

OPINIÓN

                                                                                                                Jesús Rojas Rivera


El miércoles relanzamos Politeia, la revista del pensamiento político. Hace cinco años conocí la publicación en la oficina de un amigo, se la pedí y me la regaló, la conservo desde entonces. Me llamó la atención su portada que retrataba un bulldog con corbata. Leí entonces una revista académica y cultural, de ensayo, artículos de fondo, poesía y cuento breve. Me volví asiduo lector.

Pasó el tiempo y no supe de ella, conocí en 2015 al Dr. César Velázquez, hasta ese momento me enteré que era el director de la revista. Nos volvimos buenos amigos después de una discusión de ideas desde nuestras columnas. Al tiempo nos surgió la idea de “revivir” a Politeia, “la revista del pensamiento político”.

Una “locura financiera” me dijo un amigo muy querido, una “aventura de locos” me dijeron los socios en la consultoría donde trabajo. Y sí, ciertamente es eso, una locura y una aventura que vale la pena reemprender para romper el paradigma mercadológico que dice con números en mano que no hay espacio en el mercado para una revista como Politeia.

Mi propuesta era salir con Politeia digital, abrir un portal de ensayo y noticias especializadas, pasar de la tinta al papel, hacerle su respectiva página en Facebook, una cuenta en twitter e instagram. Publicar impreso es un asunto complicado y caro, le dije a César, antes de tomar la decisión de comenzar el proceso del “renacimiento”. 
 
El Dr. Velázquez me dijo unas palabras que nunca olvidaré: “No me rehúso a entender que los medios de comunicación y de difusión transiten a las versiones digitalles, eso es inevitable. Pero habemos todavía amantes de la tinta y el papel, gutenbergseanos que disfrutamos el aroma de una publicación, nos deleitamos con la textura de las portadas. Llámanos pre-modernos pero creo que todavía hay público para la revista impresa”.

Me convenció, o mejor dicho, nos convencimos. Politeia estará en la web y saldrá impresa, el director de la revista y su consejo editorial me invitaron, inmerecidamente, a presidirlo. Acepté porque creo que Politeia es un espacio de libertad crítica que vale la pena mantener vivo con la  esperanza de recuperar un espacio académico y literario que mucho merecen y necesitan los lectores sinaloenses.

Estoy convencido de que vale la pena luchar contra el paradigma económico que nos sentencia desde este renacimiento a dejar de publicar por falta de publicidad y financiamiento. Vale la pena luchar, porque las letras y las ideas que ahí se plasman son luz de esperanza contra la barbarie, que no nos puede doblegar ni corromper nuestros anhelos más puros de paz, de justicia y libertad.

Agradezco el apoyo de tantos amigos que han apostado directa o indirectamente para que el proyecto retome de nuevo el vuelo. Sinaloa tendrá de nuevo una revista de ensayo y artículos de fondo en donde tendrán en cada entrega planteamientos serios a los grandes problemas de la sociedad. Tendremos, otra vez, una revista que convoca en sus páginas a plumas libres y diversas para entablar un diálogo común sobre la problematización de los asuntos públicos, parte fundamental para la construcción de la democracias locales según el siempre recordado Dr. Lujambio.

Serán las páginas de la revista lienzos en blanco para que todo aquel que tenga algo que decir lo diga, lo argumente y lo sostenga en un diálogo constructivo, no impositivo, que se nutra, como decía Moravia, en ideas capaces de transformar la realidad que no nos gusta.

En el tiempo que me corresponda la honrosa responsabilidad de presidir el consejo editorial, me comprometo a mantener la calidad de las publicaciones a las que nos tienen acostumbrados los ensayistas y articulistas de la revista. Sin importar la ideología o la afiliación política, la revista estará abierta como un espacio de libertad en el que cabemos todos.